Cuando el niño acepta bien los grumos, pueden introducirse alimentos como la sémola, la pasta, el arroz y las galletas. La sémola y la pasta se cuecen normalmente; el arroz debe cocerse mucho. Hay que salar ligeramente el agua de la cocción. También pueden hervirse con la leche de continuación. Aunque entre los 8 y los 12 meses el niño puede empezar a tomar algunas galletas, no debe acostumbrársele a este alimento: su sabor dulce puede comportar un consumo excesivo; es mejor darle una corteza de pan.