La verdura fresca o congelada debe cocerse el tiempo necesario en la olla de presión o, mejor aún, al vapor; posteriormente, se triturará para obtener un puré muy fino.
El niño puede comer casi todas las verduras y frutas. Acostúmbralo a tomar ensaladas de frutas y de verduras. Ofrecerle, al principio de la comida, pepino, zanahoria, tomate (sin piel ni pepitas) o aguacate triturados lo familiarizará con una nueva alimentación.
Las pocas cucharaditas (dos o tres) que aceptará por el momento carecen, evidentemente, de interés nutritivo. Pero sirven para preparar el futuro, ya que puede convertirse en un niño al que le gusten los entrantes a base de verdura si se le educa desde el principio. Más adelante, cuando acepte comer trozos, podrá darle mientras espera la comida, un cuarto de tomate (pelado y sin pepitas) o un bastoncillo de pepino.
Puede prepararse cualquier tipo de fruta, madura y pelada, cruda y triturada, o bien en mermelada, para que la tome como postre al final de la comida.