Algunos estudios han descubierto que las madres separadas de sus bebés por un periodo de tiempo largo después del parto se quedan con dudas acerca de su situación: ¿De verdad tenian un bebé? El parto parecía más bien un sueño. En madres desvinculadas, la lactancia no tenía tanto éxito. Estas madres parecían más confusas que seguras de sí mismas y sentían dudas a la hora de aprender la rutina del cuidado diario del bebé. En casos más extremos la irritabilidad y rabia hacia el bebé crecían hasta llegar al abuso infantil.
Un estudio sobre 8.000 mujeres mostraba que los bebés no deseados tienen un riesgo 2,5 veces mayor de fallecer los primeros 28 días después d parto. De forma inexplicables los bebés de madres desvinculadas pueden no lograr subir de peso 0 caer enfermos. Hechos como éstos demuestran que el vínculo afectivoes una realidad profunda y conlleva una variedad de consecuencias para bien 0 para mal.
Cuando aparecieron por primera vez, los estudios sobre la vinculación afectiva resaltaron la importan del «periodo crítico» inmediato déspues del parto. La química del cuerpo asociada con el trabajo de parto y el expulsivo lleva a madres y bebés a un íntimo acercamiento donde el mero contacto de los labios del bebé con el pezón estimula una cascada de hormonas del amor entre la madre y el bebé. Esas hormonas favorecen la expulsión de la placenta, ayudan a contraer y recuperar el útero, reducen el saturado posparto y facilitan la subida inicial del valioso calostro y, posteriormente, de la leche materna.
Mientas, el bebé está en un excepcional estado de alerta tranquila que favorece el rápido aprendizaje y la toma de contacto personal durante más o menos una hora tras del parto, antes de caer en largos períodos de sueño. Durante este corto período de tiempo, si no son molestados, el bebé y la madre entran en una especie de embelesamiento, mirándose mutuamente y experimentando una serie de emociones y sensaciones físicas placenteras ampliadas en el nuevo entorno fuera del útero.