Sara Julio, de 26 arios, madre de Fátima, de 11 meses,tuvo fuertes vómitos durante el embarazo
Empecé a sentir náuseas a las Seis semanas de embarazo. Lo único que reteñía eran alimentos sólidos, como las galletas y el pan, pero sólo si los comía en trocitos muy pequeños A la semana siguiente comencé a vomitar varias veces al día.
Sabia que las náuseas eran un síntoma frecuente de embarazo, así que intenté tolerarlas y no pensar más en ellas. Pero a las ocho semanas, me pasaba el día entero vomitando.
No era capaz ni de beber agua Fui a Urgencias donde, con diversas analíticas me diagnosticaron una deshidratación debida a una hiperemesis gravidica .
Gracias a una ecografia supe que el bebé estaba bien, pero tambien sabia que a deshidratación podría ocasionarle problemas a él y a mi: ninguno de los dos obtendríamos los nutrientes que necesitamos. Era vita rehidratarme Pasé la noche conectada a un gotero y me administraron unos fármacos antináuseas. Al día siguiente estaba mucho mejor y vo vi a casa, donde me tomé un p ato enorme de salchichas con puré de patata Me sentí genial! Pero a día siguiente volví a tener náuseas y a picotear tan sólo gal etas y pan A las 12 semanas me dieron la baja en el trabajo porque no podía hacer nada con los vómitos constantes y estaba muy deprimida.
Las náuseas tendrían que haber remitido a las 12 semanas y yo seguía igual Tuvieron que volver a ingresarme en el hospital para rehidratarme, pero solo funcionó durante unos días, y a las 20 semanas empecé a vomitar sangre Estaba muy asustada. Corrí de vuelta al hospital donde me volvieron a poner un gotero y me dejaron sin comer durante cuatro días para que el esófago se curase Se había desgarrado de tanto vomitar Mientras estuve allí me hicieron la eco de las 20 semanas y lo único que me animaba era ver a mi bebé.
En aquel momento pensé que aquel o duraría os nueve meses de embarazo, y la sola idea me angustiaba. Me sentí completamente inútil . A a semana siguiente me dieron el alta y seguí con náuseas. Como me sentía algo mejor, decidí volver al trabajo, pero al poco tiempo tuvieron que darme de nuevo a baja De repente, a las 30 semanas, empecé a sentirme mucho mejor. Las náuseas habían desaparecido por completo Fue como un milagro Lo pasé fatal, pero el nacimiento de Fátima me ha hecho olvidarlo»