Un estudio reciente ha investigado la posible relación entre la grasa que toman los bebés de entre seis y 12 meses, y sus niveles de colesterol.
Tras analizar los resultados, se observó que la cantidad de grasa no influía en los niveles de colesterol, pero sí el tipo de grasa. Los bebés que tomaron más grasa saturada a través de alimentos presentaron mayores niveles en sangre del llamado colesterol «malo» . Así, los autores del estudio indican que los niños deberían tomar menos grasa saturada. Como ésta proviene principalmente de alimentos de origen animal, las conclusiones indican que los bebés europeos deberían consumir menos alimentos de origen animal.