El desprendimiento de la placenta sucede cuando se separa de la pared uterina antes del parto. Los síntomas más visibles son hemorragia y dolor abdominal imprevisto. Siempre que manches en el segundo o tercer trimestre, debes acudir a urgencias. Allí te harán una ecografia para estudiar el estado del feto y de la placenta
DESPRENDIMIENTO LEVE La pérdida de sangre es ligera. El médica te hará ecografias cada poco tiempo y deberes guardar reposo absoluto o ingresar en el hospital. Si se detecta al final del embarazo, cuando el bebé está maduro, quizás el médico aconseje inducir el parto.
DESPRENDIMIENTO MODERADO Se separa una cuarta parte de la placenta de la pared uterina. La pérdida de sangre es tal que hay que hacer una transfusión sanguínea a la madre. Lo más habitual es que el ginecólogo practique una cesárea a la futura mamá, para así evitar complicaciones mucho más graves.
DESPRENDIMIENTO GRAVE Cuando sucede esto, se trata de una urgencia inmediata, ya que casi toda la placenta se desgaja del útero y se pierde muchísima sangre. Suele ser causa de muerte fetal y puede ser también muy grava para la salud de la embarazada.