Las variaciones del apetito en los bebés acentúan aun más las diferencias físicas. Algunos bebés voraces se convierten en bebés grandes, rollizos y mofletudos. Otros se conforman con menos, regulan por sí mismos sus necesidades y crecen con menor rapidez que durante los seis meses anteriores; pierden algunos michelines y empiezan a tener un aspecto más estilizado.
Es posible que el apetito del bebé disminuya en determinadas ocasiones, como al salirle un diente, por ejemplo. Además, hacia finales del segundo semestre, el niño empieza a elegir lo que come y acepta algunos platos, mientras que rechaza otros. Es importante permitir que el niño se desarrolle a su ritmo. Da lo mismo que el crecimiento sea mas rápido o más lento, lo esencial es que sea regular.