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Después del masaje infantil tocan los estiramientos.

masaje-infantilDespués de un buen masaje podemos terminar con una sesión de estiramiento, que relajará al bebé y, además, fortalecerá sus articulaciones para la intensa tarea que le espera: gatear, ponerse de pie, caminar… Los estiramientos mejoran la flexibilidad y descargan la tensión muscular. 

Al igual que el masaje, sólo se aplicarán si vemos que el pequeño está receptivo, nunca hay que forzarle, pero, en general, observaremos que disfruta de este estupendo colofón.

Para que reconozca que ha llegado el momento de estirar y, por tanto, el final de la sesión, podemos cantarle una canción o inventar una rima para cada parte de su cuerpo que vayamos estirando.

No temamos cantar mal o hacer el ridículo, el bebé va a ser por unos años nuestro fan incondicional, incapaz por ahora de sentir vergüenza ajena.

 

Brazos 

Sujetamos sus muñecas y abrimos sus brazos haciendo un pequeño estiramiento, luego se los cruzamos sobre el pecho, de manera que le quede un bracito por encima del otro. Repetimos cuatro veces el abrir y cerrar de brazos, alternando el que queda por encima.

 Piernas 

1. Sujetamos sus tobillos y cruzamos sus piernas, flexionándolas y levantándolas hacia su vientre, como si estuviera sentado a la manera india. Repetimos cuatro veces y en cada cruce queda una pierna por encima de la otra. 

2. Sujetamos sus tobillos y estiramos un poquito sus piernas rectas, hacia abajo, luego las flexionamos sobre su vientre, cruzando una por encima de la otra. Repetimos cuatro veces el estiramiento y la flexión alternando la pierna que queda por encima. Si el pequeño, se resiste, no hay que forzarle, sino hacer pequeñas sacudidas para que relaje las piernas. 

3. Siguiendo con los tobillos sujetos, le hacemos un movimiento de pedaleo, estirando una pierna y doblando la otra sobre su vientre. Repetimos varias veces.

 Movimientos cruzados 

Con una mano sujetamos su muñeca derecha y con la otra su tobillo izquierdo y hacemos un cruce en diagonal, es decir su mano derecha toca su cadera izquierda a la vez que su pie izquierdo va hacia el hombro derecho. Dicho así, parece que fuéramos a desarmarle, pero de todos es conocida la flexibilidad de los bebés y la facilidad con que hacen movimientos como llevarse el pie a la boca.

Alternamos este movimiento cruzado de manera que una vez el brazo quede por encima y otras veces la pierna, repetimos cuatro veces y, antes de iniciar cada cruce, abrimos su brazo y pierna estirados. Después hacemos lo mismo con el brazo y la pierna contrarios.

 A base de practicar, los padres irán viendo qué es lo que más gusta a su hijo. Y si no se sienten seguros, pueden recurrir a los libros, con explicaciones y fotos detalladas. También pueden preguntar en su comunidad autónoma, ya que muchas organizan cursillos para padres. Poco a poco, se convertirán en expertos «masajistas» de su bebé.