Antes de darle el biberón, ofrece al niño un vaso de metal o de plástico con un poco de agua. La primera vez, si gira la cabeza no insistas demasiado. Vuelve a probarlo los siguientes días, insistiendo algo más a la vez que le enseñas cómo beber del vaso. Mientras, déjale el vaso vacio: al manipularlo en todos los sentidos, se acostumbrará a este objeto nuevo.
Puesto que al niño le apetece llevárselo todo a la boca, pronto le gustará poder utilizar un vaso… para beber, pero también para divertirse. No lo riñas si el líquido se le sale por un lado. Limítate a volver a llenar el vaso con pequeñas cantidades. Quítaselo de la mano cuando haya bebido y ofréceselo de vez en cuando mientras come.