Según todos los estudios realizados al respecto, la población infantil española ha aumentado el consumo de proteínas y grasas en detrimento de las verduras y los cereales. Una de las principales causas de este cambio dietético es la oferta cada vez mayor de lo que se denomina comida basura. No sólo las hamburguesas y las pizzas pueden encuadrarse dentro de esta categoría, sino que a este grupo habría que añadir las chuches, con sobredosis de azúcares, la bollería industrial, con elevado contenido en grasas, y muchos de los refrescos que consumen los niños habitualmente.
Todos estos alimentos han ido ganando terreno en los menús infantiles en detrimento de nutrientes frescos y naturales como las frutas y las verduras. Aunque son más difíciles de consumir y su preparación puede resultar menos sencilla, los expertos aconsejan incluir en la dieta infantil, siempre que se pueda, productos frescos que, a diferencia de los precocinados, tienen un contenido más bajo en azúcares y grasas.