Aunque se trate de un problema pasajero, vuestra intervención es importante ya que puede reconducir el problema en una u otra dirección. Primero vamos a ver cómo no se debe actuar:
Evita dar una excesiva importancia al tema. Los nervios y la inseguridad son potenciadores de los bloqueos al hablar; por tanto, si trasmitió a vuestro hijo una excesiva angustia por el tema, su tartamudez aumentará.
Elude mencionar delante de él que es tartamudo, primero porque las etiquetas son muy difíciles de quitar y condicionan el comportamiento y, segundo, porque minan la autoestima del pequeño lo que deriva en inseguridad y, por tanto, en el punto anterior
Procura no interrumpirle mientras habla ni terminar sus frases por él, ya que eso rompe la concentración que para los pequeños requiere hablar
Actitudes para superar la disfemia háblale despacito, haciendo pausas claras entre palabras. Como los niños imitan a sus papás en todo, él aprenderá a hablar más tranquilo o relajado y así tendrá menos problemas al expresarse. Hazle las preguntas de una en una y no todas a la vez, así los pensamientos no se le cruzarán.
Favorece que tenga una buena autoestima y ayúdale a superar aquellas situaciones que le ponen nervioso o por las que se siente incómodo y con las que probablemente tartamudea más.
Enséñale a alargar las palabras cuando se bloquee, si él ya es consciente de su problema. Así evitará la repetición de silabas. Por ejemplo, en vez de decir «pla-plátano» que intente decir «plátano». Pero procura no obsesionarle con que haga esto, pues recuerda que es mejor que no se sienta agobiado por esta situación. I_
¿Necesita tratamiento?
si la tartamudez de tu hijo es prolongada en el tiempo -dura ya varios meses- y muy persistente -ocurre en todas las circunstancias- o si se ha convertido en un problema para su autoestima o si, simplemente, estáis muy preocupados, nunca está de más acudir a un logopeda que pueda valorar la situación y aconsejaros sobre la mejor forma de actuar.