Puede que tu pareja y tú llevéis tiempo planeando un viaje a algún lugar paradisíaco y ahora que podéis hacerlo realidad, os encontráis con la duda de si podéis llevar a vuestro bebé a la playa con vosotros.
Esta es una duda muy habitual entre los padres primerizos, y vamos a intentar resolverla.
Lo primero que hay que saber es que los cuidados del bebé y en especial los de la piel son muy delicados, sobre todo durante los primeros meses de vida. Por eso, no debéis llevarle a la playa antes de los 6 meses de edad. El simple reflejo del sol en la arena y otras superficies brillantes o de colores claros le quemaría.
De los 6 meses de edad en adelante podéis llevarlo con vosotros a la playa, pero tomando una serie de precauciones:
- Las horas de exposición al sol para vuestro bebé deben estar comprendidas entre las 9 y las 11 de la mañana y, por la tarde, entre las 18 y las 20h. El intervalo entre las 11 y las 18 horas es el de mayor incidencia de los rayos ultravioleta del sol sobre la piel, y es cuando hay que evitar exponerse al sol. Esto es así en los adultos, así que es prioritario respetarlo en los bebés, alargando este rango horario al máximo.
- En los momentos en que toméis el sol en la playa, vuestro pequeño debe estar siempre protegido con algún tipo de parasol que lo mantenga en la sombra, evitando la exposición directa al sol. También es recomendable que lo vistáis con gorritos y camisetas, vigilando siempre que no tenga mucho calor, cosa que evitaréis si solo vas a la playa en las horas menos calurosas.
- En la línea de lo anterior, es fundamental llevar siempre una buena provisión de agua potable para que el bebé vaya bebiendo a menudo y no se deshidrate.
- Aplicadle crema solar en abundancia que esté especialmente indicada para la piel del bebé, con efecto pantalla total (el de máxima protección), y renovadla cada 2 horas, e inmediatamente después de darle un baño.
- En el momento de bañarle, no le introduzcas de sopetón en el agua. Por el contrario, moja delicadamente su nuca y extremidades primero. Eso irá aclimatando su cuerpecito a la temperatura del agua hasta que puedas bañarlo por completo. Intenta que no pase demasiado tiempo en remojo si el agua está muy templada.
- Así como nosotros protegemos nuestra vista de los efectos nocivos de los rayos ultravioleta, debemos velar también por los ojitos de nuestro pequeño, que son todavía más frágiles. Ponedle unas gafas especialmente diseñadas para bebés que estén homologadas. La opción más segura es adquirirlas en una óptica y consultar con el especialista para que nos recomiende las más adecuadas.
Si seguís estos simples consejos rigurosamente, no debéis preocuparos por llevaros a vuestro chiquitín a la playa. ¡Es el momento de disfrutar todos juntos de un buen baño!