El organismo de los niños necesita una serie de nutrientes para su desarrollo -proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales- y no todos se encuentran en todos los alimentos ni en la misma proporción, de ahí la importancia de seguir una dieta variada. La población infanti1, que necesita mucha energía para crecer y realizar actividad física, debe obtenerla principalmente de los hidratos de carbono y de las grasas.
Los carbohidratos deben aportar el 55 por ciento de las calorías totales de la dieta. Por eso, la recomendación de los expertos es que los pequeños tomen unos 40 gramos en el desayuno -por ejemplo, cereales; otros 30 a media mañana en forma de pan; unos 100 gramos en la comida o en la cena pasta, arroz, legumbres y otros 30 por la tarde con el bocadillo. Las grasas, además de aportar energía, sirven de vehículo a las vitaminas liposolubles, contribuyen a dar olor y sabor a os alimentos. Deben suponer el 30-35 por ciento de las calorías totales de la dieta porque están consideradas la fuente de energía más importante.
Las proteínas tampoco pueden faltar en el menú de los más pequeños porque son necesarias para la construcción de los tejidos -en constante crecimiento- y cumplen una función impotantísima fortaleciendo el sistema inmunológico contra virus y bacterias Se encuentran en la carne y el pescado, y deben aportar entre el 10 y el 15 por ciento de las calorías totales. Su valor proteico es prácticamente el mismo -100 gramos de carne equivalen a 125 de pescado, pero los expertos se inclinan cada vez más por los productos del mar. Mientras que la recomendación para un filete de carne a la plancha es de tres a cuatro veces a la semana, para uno de pescado es de cuatro a cinco veces.
Y en cuanto a los huevos, siempre que se consuman con moderación, son necesarios en la dieta infantil. Basta con tres a la semana para cumplir las exigencias nutricionales.