¿Ha nacido bien? Así es su primer chequeo

 

En el paritario y en los días siguientes al parto, el pediatra o el neonatólogo explorará a tu bebé y le realizará pruebas para confirmar que ha nacido bien y descartar malformaciones. Nada más nacer, el ginecólogo o  la matrona te dará a tu hijo para que ¡por fin! os conozcáis y os podáis mirar a los ojos.

 Tras ese intenso y emotivo momento (que seguro jamás olvidarás) os tendréis que separar unos momentos para que el equipo médico pueda realizar los primeros cuidados y exploraciones físicas a tu bebé.

 

No debes entristecerte: es por su bien y, de verdad, la exploración apenas dura unos minutos, que normalmente suelen coincidir con la expulsión de la placenta.

 

Lo primero, que respire Cuando tu hijo termine de salir, tanto si ha comenzado a llorar como si no, el ginecólogo le limpiará con suavidad su boquita para eliminar flemas y moquitos, y ayudarle a tomar sus primeras bocanadas de oxígeno. Hasta ahora tu pequeño no había respirado y es fundamental que sus pulmones se estrenen sin que nada se lo impida.

 

El siguiente paso es cortar el cordón umbilical. El ginecólogo 0 la matrona primero lo pinzará con un instrumento quirúrgico (aún no le colocarán la pinza de plástico) y luego seccionará el nexo que os ha mantenido unidos.

 

En ese momento pasa a la unidad de reanimación neonatal, que se encuentra contigua a la de partos. Allí hay una incubadora abierta, que le da calor a tu bebé sin que el trabajo del pediatra se vea dificultado, quien con su fonendoscopio comprobará que su corazón late correctamente. Lo prioritario en ese momento es mantener la temperatura corporal del bebé.

Para ello, le secan (ha estado en un ambiente líquido) y se continúa la aspiración de las flemas, pero esta vez con una pequeña sonda. El pediatra al mismo tiempo observará si existe permeabilidad de orificios nasales. Ese aspecto es fundamental, ya que si el bebé no puede tomar aire por la nariz no podrá succionar.

 

Una vez que el bebé está séquito, le quitan el exceso de grasa 0 unto sebáceo, de forma que se deja sólo el de los pliegues de flexión que le ayuda a mantener la temperatura corporal.