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¿Cuándo hay que empezar a darle una paga a tu hijo?

 

Hacia los siete años es cuando los niños saben sumar y restar, entender cómo hacer un pago comercial y calcular la cantidad que ha de devolverse en el cambio. Están en la edad adecuada para empezar a tener una paga. Los padres deberán rodear esta asignación de valor pedagógico, porque pueden ensenar a sus hijos un montón de cosas alrededor del dinero, y serán aspectos de gran utilidad para su futuro, en su vida cotidiana, personal, laboral, social y familiar.

 

Desde los dos años, podemos empezar a jugar con nuestros hijos a las tiendas y los supermercados, con monedas y billetes, a pagar y devolver dinero y a enseñarles conceptos como caro y barato. El dinero forma parte de nuestras vidas, y cuanto antes se familiaricen los niños con él, mejor podrán aprender su uso responsable.

 

Todo tiene un precio

 

Nuestros hijos deben conocer cuáles son los gastos familiares, lo que cuesta la luz (y más últimamente, el agua, el gas, la comida, la comunidad de vecinos… Han de saber que, con lo que nos pagan por nuestro trabajo, tenemos que administrarnos para pagar los recibos por el bienestar de todos; que existen gastos necesarios, como sus libros de texto o el material escolar; que hay que prever los imprevistos, como el que se rompa la nevera, o guardar para los gastos extraordinarios, como el seguro del coche o las vacaciones. No es necesario agobiarles, pero  sí es preciso que estén al tanto de que

todo tiene un precio y de la importancia de ad ministrar correctamente el presupuesto de la casa. Es básico que vean clara la diferencia entre lo necesario y lo apetecible.

 

También deben estar al tanto de que si metemos la tarjeta en el cajero y nos da dinero, no es por arte de magia. Los bancos son una especie de cerdito (que nadie se ofenda), o sea, de hucha en la que hemos tenido que ingresar previamente para poder sacar.

 

A esta edad también han de comprender que uno no puede tener todo lo que desea, y que si le apetece conseguir la Wii y una bicicleta, tal vez tenga que optar por una de las dos, o quizá por ninguna y conformarse con unos patines, que también dan mucho juego.